lunes, 19 de marzo de 2012

Evolución para 20/03


    Mediante la encuesta realizada para la entrega de Diciembre me di cuenta que el espacio público de la Plaza de España era el más equilibrado de los analizados, entre los cuales estaba al Ancha de Castellar y el Parque Juan XXIII. Analizando el por qué  esto era así llegué redefinir los conceptos mediante los cuales había encauzado la opinión de la gente. Por ahora los conceptos como la calidad ambiental, directamente relacionada con las condiciones climáticas (soleamiento y vegetación) como por el ruido y la contaminación, o el medio construido, que tiene que ver con los cierres de fachada o la relación interior-exterior ambigua que producen los escaparates o cualquier uso de elementos transparentes, son en los que se ha centrado mi atención. Al fin y al cabo, en la medida en que estos aparezcan cualificarán el espacio en el que se den.


   Y que determinados elementos cualifiquen de distintas maneras las visuales, es decir la percepción tratada en la anterior entrada, ya sea de manera física (límite de fachada dura, transparente o pantalla vegetal) o psicológica (sombra-luz, interior-exterior en el espacio intermedio), significa que también condicionarán el posible uso que se hará de esos lugares. Un claro ejemplo es que en los días de calor la explanada de esta plaza durante las horas primeras del día (que no recibe sombra arrojada por parte de la edificación circundante) la plaza es usada de forma no estancial sino que se convierte en un espacio de paso o charnela entre el pueblo y los comercios de las principales calles peatonales que lo circundan. 

     U otro ejemplo que también se da aquí es que los dos árboles al oeste supone un límite psicológico que separa el resto de la plaza de la zona donde se encuentra la terraza de una de las dos cafeterías (la otra se lleva a cabo mediante un pórtico). En estos casos los límites son físicos pero no contundentes, ya que en estos espacios indeterminados pueden realizarse actividades interiores y exteriores simultáneamente (se puede fumar, por ejemplo, y al mismo tiempo beberse un café sentado cómodamente). La diferencia de esta cualificación es la de que estos espacios segregados de la plaza se accede a ellos previo pago de un servicio (consumo), y existen otros espacios como los estanciales, también un tanto resguardados por la vegetación o segregados por otros motivos, cuya estancia es gratuita.

     Mi intención será por tanto, tras haber analizado las maneras de cualificar un espacio, relacionarlo con la percepción que de ese espacio se tiene y cómo afecta a las actividades que en él se desarrollan, o lo que es lo mismo, el programa que se podría incluir en ese espacio.

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